martes, 3 de marzo de 2015

Sin más.

Y llega un punto, en lo que todo te es indiferente, o eso quieres hacerte creer.
El por qué es muy simple, si algo te es indiferente, no te duele.
No se si es la mejor forma (probablemente es la peor posible) para afrontar las cosas. La decepción se apodera de todo lo que habías construido poco a poco con ciertas personas, el agobio de un curso en el cual, en mi caso, me empeño en intentar sacar lo mejor de mi, para que mis padres se sientan orgullosos, y quedarte ahí, en el intento.
No solo que se sientan orgullosos ellos, sino yo misma, ver como si el "si quiero, puedo" se desvanece según pronuncio esas mismas palabras...
Partirme la cara por personas, que no la darían por mi, es sin duda, mi asignatura favorita, o al menos eso parece, ya que he repetido cuantiosas veces a lo largo de los años... ¿Cuándo aprenderé a mirar primero por mi? ¿A filtrar los sentimientos? ¿A mirar para otra partecuándo no soy yo la afectada?
Como también puedo decir, que lo que más se echa de menos a veces, es un simple qué tal, de la persona que querrías pero que sabes que no lo va a hacer, algo así como esperar lo inesperado.
Ahora mismo, si me hicieran esa pregunta, solo me saldría decir un sin más.